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martes, 31 de marzo de 2020

AUTORIDADES ECONÓMICAS DE COLOMBIA


AUTORIDADES ECONÓMICAS DE COLOMBIA

La Constitución Nacional le asigna al Estado la tarea de planeación, regulación y control sobre las diversas actividades productivas y comerciales, en defensa de los intereses generales de los particulares respetando el principio de la propiedad privada.

El programa de modernización del Estado incluye importantes ajustes administrativos y la sistematización en la mayoría de las autoridades que tienen injerencia en la actividad financiera nacional.

El manejo de la política económica está  en manos del Presidente  de la  República quien, como máxima autoridad nacional, define y desarrolla  las estrategias para alcanzar mayores índices de  crecimiento  y propiciar las condiciones que garanticen e incentiven  la inversión productiva  y  la generación de empleo, todo con el objeto de facilitar la atención de las necesidades básicas de toda la población.

Hay varias autoridades económicas con funciones específicas, que componen  la estructura del Estado. Las principales son las siguientes:

CONPES: El Consejo Nacional de Política Económica y Social está presidido por el jefe de Estado y con la participación de varios ministros, entre ellos los jefes de las carteras de Hacienda, Desarrollo, Comercio Exterior y Agricultura, así como el jefe de Planeación Nacional. El CONPES asesora al Gobierno y define los lineamientos generales sobre el manejo económico del país y su desarrollo social.

Planeación nacional: Como organismo técnico asesor del Gobierno Nacional, el Departamento Nacional de Planeación impulsa una visión estratégica de país, lidera y orienta la formulación del Plan Nacional de Desarrollo y la programación y seguimiento de los recursos de inversión dirigidos al logro de los objetivos de mediano y largo plazo, orienta, formula, monitorea, evalúa y hace seguimiento a las políticas, planes, programas y proyectos para el desarrollo económico, social y ambiental del país.

Ministerio de Hacienda: El Ministerio de Hacienda formula y desarrolla, en nombre del Gobierno Nacional, las políticas del Estado en materia fiscal, tributaria, aduanera, de crédito público, presupuestal de ingresos  y gastos de  tesorería, cambiaria, monetaria y crediticia. De este ministerio dependen organismos como la DIAN, las Superintendencias Bancarias y de Valores. Una vigila todo el Sistema  Financiero y la otra el mercado público de valores, respectivamente.

Superintendencia de Valores: Tiene como objetivo organizar, regular y promover el mercado público de valores, así como practicar el seguimiento y supervisión de los agentes que actúan en dicho mercado, con el fin de proteger los intereses de los inversionistas y velar por la trasparencia del mercado, con base en la información y promoción de la misma.

Ministerio de desarrollo económico: Tiene como objetivo participar en la formulación de la política económica y de los planes y programas de desarrollo económico y social, formular la política de gobierno en las ramas de la industria, tecnología industrial, comercio interno, turismo y desarrollo urbano;  establecer políticas de precios, participar en la formulación de la política cambiaria, monetaria, financiera, arancelaria y de empleo.

Ministerio de comercio exterior: Tiene como objetivo internacionalizar la economía y propiciar la integración regional. Es el organismo encargado de dirigir, coordinar, ejecutar y vigilar la política de comercio exterior.

FOGAFIN: El Fondo de Garantías de Instituciones Financieras es una persona jurídica autónoma de derecho público y de naturaleza única, sometido a la vigilancia de la Superbancaria. Su objetivo general consiste en la protección de la confianza de los depositantes y acreedores en las instituciones financieras inscritas, preservando el equilibrio y la equidad económica.

Banco de la República: El Banco de la República ejerce las funciones de Banca Central, sujeto a un régimen legal propio. Sus funciones básicas son: Regular la moneda, los cambios internacionales y el crédito, emitir la moneda legal, ser prestamista de última instancia y banquero de los establecimientos de crédito.

Complementando y resumiendo lo anterior, a continuación se puede observar el funcionamiento de las autoridades económicas colombianas.

  

 

Hace ya algunos siglos con los diferentes regímenes políticos que existían, generalmente, el Estado participaba activamente en la economía nacional pero esta concepción fue derribada por las ideas de Adam Smith que propuso que el Estado debía tratar de intervenir lo menos posible en asuntos económicos. El liberalismo económico de Adam Smith se fortaleció mucho más con la globalización y los Estados ya no tienden a ser tan protagonistas en el aspecto económico.

Sin embargo, las autoridades económicas no han dejado de existir y personalmente me parece que su rol es muy importante dentro del contexto económico nacional. Basta leer lo anterior y reflexionar un poco para darse cuenta que sin estas autoridades financieras se haría imposible el funcionamiento económico de Colombia. Así, como se hace necesario que existan autoridades judiciales, ocurre lo mismo con las autoridades económicas. Para respaldar lo anterior, se podría dar unos ejemplos formulando algunas preguntas: ¿Qué ocurriría si no existe un Plan Nacional de Desarrollo? ¿Qué acontecería si no se establecen unos lineamientos para el manejo económico del país? ¿Qué pasaría si no existe una supervisión a los agentes económicos privados? ¿Qué sucedería si no hay control en cuanto a las exportaciones e importaciones del país? Si se analizan estas preguntas de  manera correcta, vemos que sin las diferentes autoridades económicas, las finanzas nacionales colapsarían, así, podemos observar la gran importancia de las mismas.

Para cerrar con este análisis personal, no hay que olvidar que en algunas ocasiones en las autoridades económicas de Colombia, surgen casos de corrupción lo que ocasiona que el funcionamiento de las mismas se vea trastornado, pero, de igual forma, desde mi perspectiva considero que estas autoridades económicas se complementan correctamente y además, por lo general tienen un buen funcionamiento.

ACTIVIDAD:
1. Organizar la información en mapas conceptuales.
2. Responder:
¿Qué ocurriría si no existe un Plan Nacional de Desarrollo?
 ¿Qué acontecería si no se establecen unos lineamientos para el manejo económico del país?
¿Qué pasaría si no existe una supervisión a los agentes económicos privados?
 ¿Qué sucedería si no hay control en cuanto a las exportaciones e importaciones del país?
3. Pegar  una noticia relacionada con el tema

TALLER: LAS AVENTURAS CIENTÍFICAS DEL SABIO CALDAS Y SALVADOR CHUQUÍN


ACTIVIDAD:
Lee el texto y responde las preguntas.

1. LAS AVENTURAS CIENTÍFICAS DEL SABIO CALDAS Y SALVADOR CHUQUÍN

Francisco José de Caldas quería saber. Desde niño quería saber todo y aprender de todo: las plantas y sus usos, los animales, las serpientes y sus venenos, las montañas, los ríos, la luna, los planetas, las estrellas y la gente, su pasado y sus costumbres. Siempre quiso saberlo todo y entenderlo todo. Tanto así, que quiso aprender más de lo que sus maestros en la escuela de Popayán, como José Félix Restrepo,   o en la universidad, en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario en Santafé de Bogotá, le pudieran enseñar. También quiso aprender más de lo que el médico y botánico español José Celestino Mutis o el explorador Alexander Von Humboldt le pudieron mostrar.
Su deseo de aprender lo convirtió en un apasionado lector. Siempre buscaba nuevos libros y escritos de viajeros y naturalistas europeos que leía sin recreo. Pero los libros tampoco fueron suficientes porque su curiosidad era cada es más grande y los pocos textos que le traían de Europa no decían mucho sobre la geografía o la historia de su tierra: no tenían información sobre los animales y las plantas americanas que él había observado detenidamente en sus continuos viajes por la Cordillera de los Andes, por los valles y por las montañas de la América tropical. Por ejemplo, la magia del pequeño colibrí   –“torminejo” o “ave mosca”, como lo llamaron los primeros europeos que vieron el maravilloso vuelo de estas aves de América-   no aparecía en los tratados de historia natural escritos en el viejo continente. La naturaleza americana estaba llena de3 secretos por descubrir.
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Por eso, Caldas aprendió más sobre la naturaleza americana y sobre las estrellas del cielo ecuatorial mirando con atención y tomando cuidadosa nota de sus observaciones. Fue así como se convirtió en un viajero y explorador incansable. Su insaciable curiosidad lo llevó a recopilar información que durante todas su vida le permitió escribir sobre el clima, las montañas, las plantas y los animales, así como hacer mapas y descripciones de esa tierra que tanto admiraba. Gracias a este amor por la ciencia, los historiadores lo llamaron ‘el Sabio’ Caldas.
Lo que no siempre cuentan sus biógrafos es que Caldas, como todos los viajeros y exploradores, requirió de la ayuda de quienes  habitaban las tierras que visitaba. Todos los hombres de ciencia que exploraron el mundo necesitaron de guías y cargueros, que no solamente señalaban los rumbos o cargaban equipajes, instrumentos y libros, sino que de manera permanente compartían sus conocimientos con sus patrones. La historia poco nos dice de estos personajes desconocidos, pero es indudable que sin su ayuda los hombres de letras y exploradores habrían deambulado como ciegos en las selvas tropicales.
Entre las muchas aventuras que Caldas vivió en medio de gloriosas selvas, placenteras sabanas o cumbres heladas, vamos a contar una en la que estuvo en peligro de muerte. Tras estar a punto de caer en el cráter de un volcán y ser salvado por Salvador Chuquín, su guía y compañero de viajes, Caldas aprendió la lección más importante de su vida.
Dejemos que sea él mismo quien nos cuente la aventura del volcán de Imbabura, transcurrida en el año de 1.802:
“Armado de mi barómetro, termómetro y octante, partimos al amanecer con mis indios cargados de instrumentos, envueltos en nubes y penetrados de frío. Yo deseaba con ardor ver este cráter desconocido y desprecié todos los peligros. De abismo en abismo llegamos a las nueve de la mañana a la orilla del cráter, agotado de sudor y cansancio. ¡Qué espectáculo! El horror y un secreto placer se apoderaron de mi alma. No me cansaba de ver y de admirar de cerca a esta naturaleza espantosa. Bocas quemadas y destrozadas, lava, pómez, arena, azufre, nieve, greda, precipicios y confusión eran los objetos que se presentaban a mis ojos”.
Pero las dificultades y peligros no atemorizaron al explorador. A pesar de que ponía en riesgo su vida, decidió llevar sus instrumentos hasta lugares donde nadie lo  había hecho antes, con la ayuda de su acompañante nativo. Caldas continúa su relato:
“Nosotros íbamos al punto más peligroso en que iban a parar la lava y las rocas hirvientes; yo lo veía, pero el deseo de medir su profundidad y de tocar de cerca este lugar de horror, me resolvió a arriesgarlo todo y comenzamos a bajar por el lugar que nos pareció menos peligroso. Me precedía un indio práctico de la montaña cargado con mi barómetro y yo le seguía a tres o cuatro pasos de distancia…  Yo temí, pero la facilidad con que había pasado mi guía descalzo me animo y entré en el peligro. Apenas había dado tres pasos sobre la  lisa piedra cuando veo que todo se remueve y no pudiendo sostenerme en pie me siento, y aun en esta situación comienzo a precipitarme hacia el fondo de este espantoso cráter; creo llegado el fin de mi vida, y doy una voz de auxilio a mi guía. Este indio generoso vuelve la vista, me ve perdido, se avanza hacia mí con una intrepidez inaudita, se arroja al mismo peligro en que me veía, me toma del brazo derecho, me arroja a dos varas del precipicio y me da la vida. Mi alma pasó en este momento de todos los horrores de la muerte a los sentimientos del más dulce y vivo reconocimiento. ¡Ah! transportado, beso la mano de mi libertador y le testifico de todos modos mi agradecimiento. Este indio se llama, porque es justo nombrarle, Salvador Chuquín”.
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Ya a salvo, tendido y desconcertado bajo una enorme palma de cera, Caldas agradeció la proeza de su guía. Éste, al verlo tan asustado le hizo varias preguntas: “¿Por qué prefiere el frío de las altas montañas o el calor de selvas llenas de insectos insoportables, cargando sus pesados instrumentos científicos y tomando datos sin descanso,  a la comodidad de su hogar?”
Caldas le contestó con entusiasmo: “Quiero hacer un gran Atlas del Reino, quiero hacer mapas de todos los rincones de este rico país. En esos mapas deben aparecer todos los caminos y las distancias, las montañas y las alturas y todas las plantas que pueden ser útiles. Por eso es que necesito de mis cuadernos de notas para no olvidar todo lo que veo, de mi telescopio para ver las estrellas y los planetas, calcular así las latitudes y longitudes, del barómetro para medir la altura de las montañas y del termómetro para saber la exacta temperatura de todos los lugares por donde hemos pasado; sin ellos no podría tener información precisa sobre estas cosas”.
Pero entonces Salvador Chuquín quedó lleno de dudas: “¿Por qué el señor Caldas no descansa ni duerme? ¿Qué tienen que ver las estrellas en el cielo con sus mapas de papel? ¿Qué es lo que examina con tanta atención a través del telescopio y para qué observa el cielo con el aparato llamado Octante?” Sin ignorar la pregunta, pero ausente con sus propios pensamientos, Caldas explicó: “La Tierra es como un enorme globo y las estrellas son como un mapa en el cielo que permiten  saber en qué lugar exacto de esa gran esfera estamos parados. La altura de las estrellas, los satélites de Júpiter o un eclipse lunar, acompañan al viajero y le enseñan al cartógrafo la ubicación precisa de cualquier lugar sobre el planeta”.
Sin entender del todo las razones, y menos el arrebato de su amigo blanco, Salvador Chuquín le preguntó: “¿Para qué los mapas?” Caldas continuó: “Los mapas, mi amigo Salvador, no solo esconden tesoros. Son mágicos porque permiten ver y tener el mundo sobre una hoja de papel. Con un mapa puedes ir a lugares que no conoces, y con un dedo sobre el papel, puedes tener la tranquilidad de decir: estamos aquí. Sobre un mapa también es posible viajar sin salir de casa; y aun mas insólito, con un mapa se puede viajar en el  tiempo, predecir lo que viene en un viaje que nunca has hecho. Sobre los mapas se planea una batalla, un proyecto de conquista y colonización, incluso un imperio o una nación. Y eso no es todo, en un mapa o con un mapa, puedes tomar y llevarte una ciudad, un rio, una montaña, un imperio, un continente entero”.
Sorprendido, Salvador Chuquín continuó con sus interrogantes: “Si quiere llevarse las montañas, señor Caldas, ¿A dónde las llevaría? ¿Para quién son todos esos mapas? ¿A dónde los quiere llevar?” Pensativo, el sabio payanés guardó silencio por un rato y en tono menos feliz finalmente respondió: “Es una difícil pregunta, y ya no estoy seguro de poder responder con la claridad de hace algunos años. Toda mi vida he trabajado para España, para los Reyes Católicos y he querido poner todos mis conocimientos al servicio del imperio español; pero a veces me pregunto, con cierto dolor, a quien pertenecen todas estas montañas, todas estas criaturas y riquezas”.
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Asombrado, Salvador Chuquín repitió para sí mismo la pregunta de su amo: “¿De quién son las montañas?” Sin dudarlo, él mismo respondió: “No son de nadie. Son de aquí”. La respuesta inusitada de Chuquín parecía irrefutable, por lo que Caldas dijo: “Salvador, cada vez me doy cuenta de lo mucho que tengo por aprender de usted. Debo confesar que solía pensar que los nativos del Nuevo Mundo, sin religión ni ciencia, no tenían nada que enseñarnos a los cristianos y a los hombres de letras; pero ahora no solo le quiero agradecer por salvarme la vida hoy, mi más verdadero agradecimiento esta en todo lo que he aprendido de usted…Yo podría enseñarle sobre la verdadera forma de la tierra, a medir una latitud, o a reconocer la cruz del sur en el horizonte; pero sin su compañía e habría perdido en los bosques, no conocería los usos de las pantas medicinales ni las curas contra las mordeduras de serpientes. Sin su amistad no sabría reconocer el valor de las gentes que habitan estas tierras y que las conocen desde mucho antes de la llegada de nuestros padres de España”.
Recostado en el suelo, mirando hacia el cielo y admirando el tamaño de esa enorme palma, ‘el Sabio’ Caldas  pensó que había aprendido tanto de su compañero indígena como de todos sus libros y maestros.
                                                                                                                                  Mauricio Nieto Olarte
ACTIVIDAD:
1.     Subrayar o resaltar términos desconocidos y escribir su significado
2.     ¿Quién era Francisco José de Caldas?
3.     ¿Quién era Salvador Chuquín?
4.     ¿Por qué se le llamó ‘el Sabio Caldas’?
5.     ¿En cuál época histórica se ubica el relato?
6.     ¿Quiénes eran los cargueros, cuál era su tarea?
7.     ¿Cuáles eran los instrumentos usados por Caldas?
8.     ¿Dónde se localiza el volcán Imbabura?
9.     ¿Qué pretendía hacer Caldas con la información y los datos obtenidos de sus exploraciones?
10.   ¿Cuál era la importancia de los mapas?
11.   ¿Cómo eran vistos los indígenas por los colonos de la época?
12.   ¿Qué pensaba Caldas sobre los nativos del Nuevo Mundo, después de trabajar con ellos?
13.  Elabore una imagen o imprímala y péguela, sobre el texto

FILOSOFÍA ESCOLÁSTICA: SAN ANSELMO DE CANTERBURY, PEDRO ABELARDO.


Biografia de San Anselmo


1. Lee el texto de San Anselmo.
 «En cuanto a lo que opinas que del hecho de pensar una cosa por encima de la cual no puede concebirse nada mayor no se sigue que ese algo esté en la inteligencia, y que de que esté en la inteligencia no se sigue necesariamente que exista en la realidad, afirmo con certidumbre que este algo, desde el momento que puede ser pensado, existe necesariamente. Porque el ser por encima del cual no se puede imaginar a ningún otro, necesariamente tiene que ser representado como careciendo de principio. Ahora bien, todo aquello cuya existencia puede considerarse como posible y que, sin embargo, no existe, puede, comenzando a existir, pasar al ser. Por lo mismo, aquello que es tal que no se puede imaginar nada superior, no puede ser considerado como posible sin serlo realmente.   Por   consiguiente,   si   el   pensamiento   puede   admitir   su   existencia,   existe necesariamente». Quid ad haec respondeat editor psius libelli, I.
a. Explique el texto.
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2. Lee el  capítulo II del Proslogion de San Anselmo.

*  Así, pues, ¡oh Señor!, Tú que das inteligencia a la fe, concédeme, cuanto conozcas que me sea conveniente, entender que existes, como lo creemos, y que eres lo que creemos. Ciertamente, creemos que Tú eres algo mayor que lo cual nada puede ser pensado.
*  Se trata de saber si existe una naturaleza que sea tal, porque el insensato ha dicho en su corazón: no hay Dios.
*  Pero cuando me oye decir que hay algo por encima de lo cual no se puede pensar nada mayor, este mismo insensato entiende lo que digo; lo que entiende está en su entendimiento, incluso aunque no crea que aquello existe.
*  Porque una cosa es que la cosa exista en el entendimiento, y otra que entienda que la cosa existe. Porque cuando el pintor piensa de antemano el cuadro que va a hacer, lo tiene ciertamente en su entendimiento, pero no entiende todavía que exista lo que todavía no ha realizado. Cuando, por el contrario, lo tiene pintado, no solamente lo tiene en el entendimiento sino que entiende también que existe lo que ha hecho. El insensato tiene que conceder que tiene en el entendimiento algo por encima de lo cual no se puede pensar nada mayor, porque cuando oye esto, lo entiende, y todo lo que se entiende existe en el entendimiento.
*  Y ciertamente aquello mayor que lo cual nada puede ser pensado, no puede existir sólo en el entendimiento. Pues si existe, aunque sólo sea también en el entendimiento, puede pensarse que exista también en la realidad, lo cual es mayor. Por consiguiente, si aquello mayor que lo cual nada puede pensarse existiese sólo en el entendimiento, se podría pensar algo mayor que aquello que es tal que no puede pensarse nada mayor.
*  Conclusión Luego existe sin duda, en el entendimiento y en la realidad, algo mayor que lo cual nada puede ser pensado."
a. Explique el texto.
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3. Lee los textos de Pedro Abelardo.( Entre sus obras se encuentra su autobiografía “Historia de mis calamidades”, “Conócete a ti mismo”, "Ética”, “Cartas de Abelardo a Eloísa”, "Diálogo entre un filósofo, un judío y un cristiano”, etc.)
mutatis mutandis: Pedro Abelardo.
Añadir leyenda
“…Me dispuse a explicar los fundamentos de nuestra fe mediante similitudes basadas en la razón humana…no se puede creer nada que previamente no se hubiese entendido; y que es ridículo que alguien predique nada que ni él ni sus alumnos puedan abarcar con su intelecto. Como arguye el mismo Señor- serían ciegos conduciendo a ciegos…” (Pedro Abelardo. Historia Calamitatum)

“...mediante la duda arrancamos la búsqueda y mediante la búsqueda llegamos a la verdad…”

Como en un sueño, tres hombres medievales se encuentran en un cruce de caminos. Son un filósofo, un judío y un cristiano. El primero confía en la ley natural; el segundo, en la alianza establecida por sus antepasados con Yahvéh; el tercero, en la palabra del Verbo encarnado en Jesucristo. Pero los aúna una meta común: buscan a Dios como bien sumo del hombre desde senderos diversos. Y deciden confrontar esas sendas con la guía de la razón ante un juez igualmente imaginario.
Pero el juez no habrá de pronunciar su veredicto. Esta obra de Pedro Abelardo, el célebre y combatido filósofo del siglo XII, nos ha llegado inconclusa. Tal vez es mejor así, porque su mismo planteo es el de una tarea inacabable.
Más allá de las categorías en las que está concebida, propias de la Edad Media, este diálogo nos propone el desafío de la convivencia, el sueño de la unidad en la diversidad, el rigor de una razón que no renuncia a la verdad, la necesidad de la virtud. Cada lector escribirá ese dictamen pendiente.                                 Diálogo entre un filósofo un judío y un cristiano
a. Explique cada uno de los textos.
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Crecimiento y desarrollo económico